jueves, 16 febrero 2012 20:00
Mi muy amada hija, debes decir a Mis hijos, a todos aquellos seguidores Míos, que se unan y formen una cadena de protección en oración.
Uniéndoos como hermanos y hermanas en oración por esos niños perdidos, que vagan buscando amor para Mí, pero que no pueden encontrar paz en sus almas, podéis salvarlos.
Necesitan que reces por ellos porque La Advertencia no convertirá a estas pobres almas.
Vosotros, Mis fieles seguidores, Me traéis el consuelo que necesito cuando veo el terrible dolor y las penurias, que ahora están soportando Mis hijos en casi todos los rincones del mundo.
Este malvado grupo, formado por algunos de los más poderosos y elitistas del mundo, está perpetrando la mayor mentira a través de su deliberada conspiración para hacerse con el control de países de Oriente Medio, Europa y Estados Unidos.
Su plan se está revelando ante tus ojos. ¿No lo veis? Este plan ha tardado décadas en desarrollarse.
Cada uno de Mis hijos necesita permanecer despierto en todo momento.
No permitáis que se apoderen de vuestros países. Enfrentaos a ellos. El dinero es su arma de engaño. El colapso de sus sistemas bancarios fue deliberado. Ahora se mueven para completar la siguiente fase de su plan.
Vosotros, niños, podéis detener esta evolución mediante vuestras oraciones.
Mi Padre ya está poniendo obstáculos en su camino.
Mis seguidores abarcan muchos países. Ahora deben unirse, en oración, para detener a los líderes europeos, algunos de los cuales son intrínsecos en traer terribles dificultades a personas inocentes, en sus malvados caminos.
Te insto a que reces esta Oración de Cruzada (31) para detenerlos
"Oh Jesús mío, que mi oración invoque a Tu Espíritu Santo para que descienda sobre aquellos líderes movidos por la lujuria, la codicia, la avaricia y el orgullo para detener la persecución de Tus hijos inocentes. Te pido que impidas que la pobreza, el hambre y las guerras devoren a Tus hijos. Y te pido que los líderes europeos abran sus corazones a la Verdad de Tu Amor. Amén".
Hija mía, la cadena de oración se extenderá a lo largo y ancho y el Poder del Espíritu Santo ayudará a detener a esas personas, que tienen el poder de detener el sufrimiento y detenerlas en sus acciones.
Difunde Mi Palabra para difundir la conversión.
Mi tiempo para venir al Reinado está cerca. Por lo tanto, no habrá tiempo suficiente para salvar a todas las almas.
Haced todo lo que podáis por Mí, vuestro Jesús, que os ama y os quiere a todos.
Debemos trabajar juntos, hijos, por el bien de toda la humanidad, en nuestra batalla para impedir al anticristo y su atroz plan de engaño.
Esperanza, amor y oraciones, hijos, esto es lo que espero de vosotros.
Les agradezco su lealtad y obediencia.
No has visto, pero has creído. Una vez que escuchaste Mi Voz, a través de estos Mensajes, Me reconociste.
Pudisteis hacerlo gracias al Espíritu Santo, que reina en vuestras almas.
Debes compartir este gran Regalo para que puedas traer a todos tus seres queridos contigo a Mi Nuevo Paraíso en la Tierra.
Os amo a todos y cada uno de vosotros. Me traéis tanto consuelo y alegría.
Tu amado Jesús
domingo, 16 febrero 2014 15:47
Mi querida y amada hija, cuando el odio entra en las almas, éstas deben luchar con cada núcleo de su ser para erradicarlo. Si no, entonces devorará al alma en cuestión y continuará royéndola hasta que haya sido devorada.
El demonio causa desconfianza, inquietud, confusión, miedo y luego no descansará, hasta que el alma a la que se ha dirigido, se llene de odio hacia sí misma y hacia los demás. El odio en un alma crea estragos entre cada persona con la que el alma entra en contacto. El alma infestada utilizará todas las tácticas y trucos para animar a otros a comprometerse con él, hasta que la otra alma se infeste también y así, el patrón continúa. El odio se extiende como un virus y crece porque envuelve y posee el alma, hasta que el alma se siente obligada a engendrar este odio entre otros. Así es como se comete el asesinato, debido al odio que el hombre siente por otro. El odio se alimenta de mentiras y falsedades y sigue creciendo hasta que se apodera de tantas almas que de él sólo puede emanar el mal. Del odio no puede salir nada bueno, pues sólo procede de Satanás.
Satanás es un mentiroso y planta semillas de duda en aquellas almas que bajan la guardia. El usa el pecado del orgullo, cada vez, para crear odio dentro del alma, contra otra persona. El crea discordia entre los hijos de Dios, quienes, debido al pecado original, son débiles y a menos que sean genuinos seguidores Míos y se atengan a la Palabra de Mi Padre, caerán víctimas del engaño.
Nunca te atrevas a declararte hijo de Dios, por un lado, y luego, por el otro, cortar a otra persona en dos. Nunca digas, por un lado, que estás lleno del Espíritu Santo y, por otro, que otra alma es sierva del diablo. Nunca juzgues a otra persona por lo que consideras un pecado cuando tú mismo has desfigurado Mi Imagen. Nunca te pongas por encima de Mí y digas que tienes más conocimiento que Yo, cuando estás siguiendo la dirección de Satanás. Aquellos, con ojos que reflejan los Míos, lo ven todo y deben orar por tales almas, para que les sea dada la Gracia de apartarse de las garras de la bestia.
Mi Camino hacia adelante es cada vez más difícil. Sólo aquellos a los que se les conceda valor, otorgado por el Poder del Espíritu Santo, serán capaces de escalarlo. Lamentablemente, muchos se quedarán en el camino, para deleite del maligno.
Las espinas de esta Misión pueden desgarrar vuestra carne y crueles burlas de odio pueden atravesar vuestros corazones, pero Yo Soy Quien camina delante de vosotros y Soy, por tanto, Quien se lleva la peor parte del odio. Recordad siempre que los ataques a esta Misión son ataques contra Mí. El odio contra esta Misión, es odio contra Mí, Jesucristo. No puedes decir que Me amas de una manera y luego declarar tu odio hacia Mí de diferentes maneras. O estás por Mí o estás contra Mí. O crees en Mí, o no crees. Si crees en Mí, nunca debes perseguir a otra alma, porque si haces esto, has sido arrebatada de Mí por Mi enemigo y no tienes derecho a declarar que eres de Mí.
Tu Jesús