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La humildad es algo más que la aceptación del sufrimiento. Es un poderoso medio para derrotar al mal

jueves, 13 diciembre 2012 18:11

Volume 3oración por los jóvenesJesús siempre presenteamor de padresDios y sus hijosoración por los perseguidorespersecución de esta Misiónoración por los no creyentesIglesia - el Cuerpo de Cristopersecución de profetassatanismoluchar contra esta MisiónCrucificcióna las personas que sufrenhumildadpara vencer al maloración por los pecadoresalbañileríaJesús confío en tiEl Ejército Remanenteejército de satánLa estancia de Jesús en la Tierra

Mi querida hija, el don de la humildad hay que ganárselo. Nunca debe confundirse con la cobardía.

Fue por Mi propia Humildad que Satanás fue engañado y, como tal, perdió el derecho de ganar todas las almas y maldecirlas con la condenación eterna.

Satanás es arrogante, jactancioso, engañoso y lleno de amor propio y odio. La batalla por las almas fue ganada a través del Acto de Humildad cuando Yo, el Rey de la humanidad, Me permití ser menospreciado, torturado, despreciado, burlado y atormentado por pecadores infestados con el odio de Satanás.

Es imposible que la bestia sienta humildad. Sabía del Poder de Dios y de lo dura que sería su batalla contra Sus hijos. Esperaba que Yo, no sólo proclamara la Palabra de Dios, sino que demostrara Mi Autoridad entre los hombres declarándome ante ellos en un exaltado estado de majestad. Incluso entonces estaba seguro de derrotar Mi Misión.

Lo que no esperaba era Mi negativa a condenar a Mis verdugos, ni la Humildad que mostré. Mi negativa a enfrentarme a Mis verdugos significaba que no tenían poder sobre Mí. Mi tolerancia a los azotes, burlas y persecuciones no hizo sino diluir aún más el poder del maligno. Él nunca lo esperó y lo intentó todo, incluso la tortura física, para conseguir que Yo renunciara a la raza humana.

Fue Mi aceptación de Mi muerte, el sacrificio hecho por Mi Padre, para permitir Mi Crucifixión, que el hombre fue liberado del pecado.

Esta fue la primera batalla librada y ganada. Así es como se librará la segunda batalla, para traer a la humanidad de vuelta a Mi Reino, para que puedan disfrutar de la vida eterna.

Él, la bestia y todos sus ángeles caídos, tientan a muchas almas para que muchos sean engañados y no acepten Mi Existencia. Muchos de los que lo hacen están luchando duro, a través de las tentaciones puestas ante ellos, para ignorar Mi Llamado en este momento desde el Cielo.

Luego están aquellos que se hacen pasar por siervos en Mi Iglesia que están planeando, junto con el grupo de élite, destruir a millones. Ellos harán esto bloqueando Mi Palabra y luego con persecución física. Su traición final contra los hijos de Dios será presenciada por todos.

Las almas que más me preocupan son los ateos y los jóvenes a los que no se les ha enseñado la Verdad. Insto a todos ustedes que Me reconocen a Mí, su Jesús, a que los traigan a Mí. Yo los rodeo con Mi Luz y Protección y lucharé contra el maligno hasta el último segundo por estas almas.

Debéis marchar hacia adelante, Mis valientes discípulos, e intentar bloquear el mal que os rodea. Si os involucráis con aquellos que están desesperados por detener esta Misión, Me fallaréis.

¿Por qué, te preguntarás, esta gente está tan desesperada por bloquear Mi Palabra? La respuesta es que siempre ha sido así donde Yo camino, donde Yo hablo y donde Yo Estoy presente.

Muévete y mantente cerca de Mí. Mi Poder te cubrirá y estarás protegido. Pero no apartes tus ojos de Mí porque hay muchos que te amenazarán, te insultarán, tratarán de ponerte la zancadilla. Cuando oigas los desplantes verbales arrogantes, pero desordenados, que te lanzan, sabrás qué hacer.

Cuanto más se empeñen vuestros adversarios en tratar de convenceros de que no soy Yo, Jesucristo, el Rey de la humanidad, quien habla ahora con vosotros, entonces sabréis que Yo estoy verdaderamente presente entre vosotros.

Camino contigo mientras permaneces cerca de Mí. Tu silencio y tu rechazo a esas burlas te mantendrán fuerte. Deja que los que gritan improperios y ridiculizan Mi Santa Palabra hagan lo que hacen. Reza mucho por ellos, pues necesitan tu ayuda. Piénsalo así.

Mira a todas estas personas como si estuvieran reunidas en una habitación y no fueran más que niños pequeños. Cuando miras a los niños pequeños sientes un profundo amor por su vulnerabilidad. Ves la confianza que tienen en sus padres y tutores y te sientes abrumado por el amor que tienes en tu corazón por ellos.

Algunos de estos niños se comportarán de acuerdo con lo que se les ha dicho que es la forma correcta de comportarse. Otros se muestran crueles con los demás niños. Y aunque te horrorice su comportamiento, sabes que debes corregirles, y luego castigarles, si siguen negándose a comportarse correctamente. Por encima de todo, les sigues queriendo, hagan lo que hagan, ya que son los preciosos hijos de unos padres cariñosos.

Así siente Mi Padre por todos Sus hijos. No importa lo que hagan porque Él los sigue amando. Pero Él no permitirá que algunos de Sus hijos destruyan a Sus otros hijos y los castigará, pero sólo para poder volver a unir a Su familia.

Cuando rezas por los que ofenden a Dios y hacen daño a sus hijos, causas un terrible sufrimiento a Satanás, que afloja el control que tiene sobre la persona por la que rezas.

La humildad es algo más que la aceptación del sufrimiento. Es un medio poderoso para vencer el mal. Rezando por aquellos que te atormentan, Me traes un gran regalo de amor verdadero. Un amor especial por Mí, tu Jesús.

Continuaré instruyéndoos, Mis discípulos, para que permanezcáis fuertes y fieles a Mis Enseñanzas. Es en estos tiempos de gran apostasía, que Mi Santo Evangelio y Mis mensajes, ahora dados para prepararos, deben ser difundidos por todo el mundo en Mi campaña para salvar almas.

Tu Jesús


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